Los siete elementos en el proceso de comunicación por voz son los siguientes: remitente, mensaje, receptor, retroalimentación, canal (o medio), interferencia y situación. Todos estos elementos interactúan para determinar la efectividad de La comunicación. Un cambio en cualquiera de ellos es capaz de producir un resultado diferente.
El remitente es el que entrega el mensaje. El remitente funciona como un hablante o un escritor dependiendo del método de comunicación. El mensaje es lo que el remitente quiere transmitir. En la comunicación oral, el lenguaje no verbal se convierte en parte del mensaje, intencional o no. Si bien el mensaje es extremadamente importante, el hecho de que se comunique o no efectivamente depende en gran medida de los otros elementos. El receptor es el público objetivo. Para la comunicación oral, es un oyente. Para la comunicación escrita, él es el lector. Él trae sus propias experiencias de vida a la mesa, y éstas influyen en lo que escucha (o lee) y entiende.
La retroalimentación se refiere a las respuestas de la audiencia. Estas respuestas indican lo que realmente se ha comunicado o entendido e influye en cómo continúa el remitente. El canal o medio es el vehículo a través del cual se realiza la comunicación, ya sea oral o escrita. La interferencia tiene el potencial de afectar grandemente el mensaje. Cualquier ruido hecho durante la entrega o cualquier interrupción dirigida al receptor afecta su comprensión y la precisión con la que escucha o lee el mensaje. La situación de la comunicación afecta también al mensaje. Los grados de formalidad, comodidad y emoción afectan la recepción del mensaje. En última instancia, el objetivo de la comunicación es hacer llegar el mensaje y recibirlo según lo previsto.