Algunas causas de los movimientos intestinales incontrolables son diarrea, estreñimiento, cirugía y disminución de la capacidad de almacenamiento del recto, explica la Clínica Mayo. Otras causas potenciales son daño a los nervios, daño muscular, prolapso rectal o un rectocele, una condición en la cual el recto de una mujer sobresale a través de su vagina.
La diarrea puede empeorar la incontinencia intestinal debido a que es más difícil retener las heces flojas en el recto, señala la Clínica Mayo. Mientras tanto, las personas con estreñimiento crónico pueden desarrollar incontinencia intestinal porque las heces impactadas que son demasiado grandes para atravesar el recto pueden hacer que el recto y los músculos intestinales se estiren y se debiliten con el tiempo. Estos músculos comprometidos permiten que las heces acuosas circulen alrededor de la masa de las heces impactadas y luego se escapen del recto. La tensión constante del estreñimiento también puede causar daño a los nervios que contribuye a la dificultad para controlar los movimientos intestinales.
Otras causas posibles de daño a los nervios que resultan en la incontinencia fecal son los accidentes cerebrovasculares, el parto, la diabetes, las lesiones de la médula espinal y la esclerosis múltiple, según la Clínica Mayo. Los nervios afectados pueden ser los nervios que controlan el esfínter anal o los responsables de detectar la materia fecal en el recto. El parto también puede causar lesiones en los anillos musculares del esfínter anal, que es otra razón potencial para los intestinos incontrolables. Este tipo de daño muscular ocurre especialmente en mujeres que se someten a procedimientos de episiotomía o que tienen partos que involucran el uso de fórceps.