Los gorilas tienen adaptaciones físicas, como sus dientes y pelaje, y adaptaciones de comportamiento. En los días fríos, los gorilas permanecen cerca de sus áreas de dormir y se apiñan para calentarse.
La mayoría de las adaptaciones de los gorilas se deben a su hábitat. Los gorilas viven típicamente en las selvas bajas o en los bosques de montaña. Son herbívoros, por lo que sus dientes son planos, lo que les permite moler la celulosa en su dieta vegetal. Tienen bacterias en el colon que descomponen la celulosa en carbohidratos digeribles a través de la fermentación. Debido a su dieta, los gorilas también tienen intestinos agrandados para digerir la celulosa, lo que significa que sus estómagos son más grandes que sus pechos.
El cabello denso del gorila protege la piel de los insectos que pican. También los mantiene calientes, lo cual es importante para los gorilas de montaña, ya que las noches a menudo se mantienen bajo cero. Sin embargo, los gorilas de tierras bajas tienen un cabello más delgado que los mantiene frescos.
Los gorilas han desarrollado músculos más grandes en sus brazos que en sus piernas para acomodar la recolección de follaje y para la defensa. Suelen usar sus brazos para la locomoción. Los pulgares que son más largos que sus dedos ayudan tanto con el agarre como con el movimiento.
Los gorilas se han adaptado conductualmente al vivir en grupos familiares liderados por un macho dominante. El macho dominante dicta cuando el grupo se despierta, come y se acuesta. Los gorilas son típicamente más activos en la mañana.