La presencia de aire en el suelo garantiza que los organismos aeróbicos del suelo tengan el oxígeno necesario para el metabolismo. Muchos organismos del suelo requieren oxígeno, incluidas las raíces de las plantas, los insectos y los microorganismos. Cuando el suelo no está aireado, la descomposición de la materia orgánica puede disminuir o incluso detenerse.
Los suelos saludables se componen de una mezcla de partículas sólidas del suelo, agua y aire. Dentro de esta matriz, las raíces de las plantas pueden acceder al agua y a los nutrientes mientras mantienen el acceso al oxígeno.
La mayoría de los microorganismos responsables de la descomposición son de naturaleza aeróbica. En suelos poco aireados, estos organismos no pueden descomponer la materia orgánica ni transformar los nutrientes en formas biodisponibles.