¿Por qué el acero es mejor que el hierro?

El acero tiene muchas ventajas sobre el hierro, incluso ser más duro, más maleable y menos quebradizo. Antes de que se creara el acero en 1856, los dos tipos principales de hierro eran el hierro forjado y el hierro fundido, cada uno de los cuales tenía sus propias desventajas.

Cuando el mineral de hierro se calienta a temperaturas extremas, comienza a absorber el carbono, lo que crea hierro fundido después de fundirse y luego enfriarse. La adición de carbono al mineral de hierro produce un metal mucho más fuerte, pero también hace que el hierro fundido sea muy frágil e intransferible. Aún así, este fue el único tipo de hierro disponible hasta 1784, cuando Henry Cort descubrió cómo disminuir el contenido de carbono para producir hierro forjado.

Al reducir el contenido de carbono, Cort pudo producir hierro que era mucho menos frágil y más maleable que el hierro fundido. Sin embargo, el hierro forjado tampoco tiene la dureza ni la resistencia del hierro fundido, lo que lo hace inadecuado como material de construcción.

En 1856, Henry Bessemer descubrió una forma de introducir oxígeno en el hierro fundido para reducir de manera más efectiva el contenido de carbono del hierro fundido. El resultado fue el acero, que tiene un contenido de carbono entre el de hierro fundido y forjado. Al equilibrar la cantidad de carbono, Bessemer produjo un metal que era extremadamente fuerte y flexible, lo que lo convierte en un material de construcción ideal.