Aunque la fruta no tiene una carga eléctrica inherente, la fruta ácida se puede usar para generar electricidad. Los limones, por ejemplo, reaccionarán a ciertos metales para crear una carga eléctrica.
El ácido en la fruta actúa como un electrolito, que es una sustancia que se ioniza cuando se disuelve. La ionización es cuando los átomos ganan una carga eléctrica positiva o negativa. Colocar zinc y cobre en lados opuestos de un limón ionizará la fruta. Conectar las dos piezas de metal creará un circuito eléctrico lo suficientemente poderoso como para ser medido por un medidor eléctrico. Los electrones pasarán de la pieza de metal con carga negativa a la de metal con carga positiva.