La orina maloliente no es un síntoma del virus de inmunodeficiencia humana, ya que varios aspectos comunes afectan el olor y la apariencia de la orina. Los cambios en la dieta, otras infecciones no relacionadas con el VIH y la genética afectan el olor de la orina, informa MedicineNet.com.
Comer ciertos alimentos, como la remolacha, altera el olor de la orina, mientras que los espárragos causan que las enzimas descompongan un compuesto de azufre que se encuentra en los alimentos y causan un olor a orina, señala MedicineNet.com. Los cálculos urinarios causan un olor similar al del amoníaco, mientras que los diabéticos experimentan una inflamación dulce en la orina, lo que indica un exceso de azúcar, según informa WebMD. Tomar ciertos medicamentos provoca cambios en el olor.
La deshidratación aumenta la concentración de orina, lo que lleva a un fuerte olor a amoníaco. Las infecciones del tracto urinario causan que la orina se vea turbia o con sangre y produce un mal olor, al igual que la presencia de bacterias en la orina, según MedicineNet.com. Algunas anomalías genéticas raras afectan el olor de la orina, lo que le da un olor extraño.
Los síntomas del VIH durante su fase inicial incluyen fiebre, dolores musculares, erupciones, dolor de garganta e inflamación de los ganglios linfáticos y dolor de cabeza. Según avanza la enfermedad, los pacientes pierden peso y experimentan fatiga, diarrea e infecciones orales por levaduras, según la Clínica Mayo. La prueba de VIH puede determinar la infección y los síntomas pueden estar latentes durante muchos años, afirma Health.com.