Todos los seres vivos están formados por células, obtienen y utilizan energía, crecen y se desarrollan, se reproducen, responden a estímulos y tienen la capacidad de adaptarse a sus entornos. Los seres vivos son organismos que tienen vida con procesos autosostenidos.
Los seres vivos se distinguen de los no vivos por las características que definen la vida. Tienen protoplasma, la base más importante de la vida. Estos organismos obtienen energía de sustancias en el medio ambiente para su mantenimiento y crecimiento. Los seres vivos también responden a los estímulos y cambian sus comportamientos según el entorno.
Todos los seres vivos muestran alguna forma de movimiento, pero algunos exhiben solo un movimiento interno (movimiento de sustancias de una sección de su cuerpo a otra). Muchos otros son capaces de movimientos internos y externos, y pueden moverse de un lugar a otro nadando, volando o caminando.
A diferencia de las cosas que no viven, los organismos vivos intercambian gases con el medio ambiente. Los animales toman oxígeno y liberan dióxido de carbono. Los seres vivos tienen la capacidad de reproducirse de alguna manera. Algunos seres vivos se reproducen asexualmente (producen descendencia sin el uso de gametos), mientras que otros se reproducen a través de la reproducción sexual (producen descendencia por combinación de células sexuales). Los seres vivos son capaces de adaptarse para obtener una ventaja de supervivencia.