Las rocas metamórficas se encuentran con mayor frecuencia en las regiones montañosas, aunque se pueden ver donde hay signos de agitación geológica en un área. Este tipo de roca se forma por la transformación de otro tipo de roca, cambio que generalmente es provocado por un tremendo calor, presión u otros fenómenos violentos. Las fuerzas que causan la formación de rocas metamórficas son tan grandes que cambian no solo la apariencia sino también la composición química de una roca existente.
Las gemas y piedras preciosas son algunos ejemplos de rocas metamórficas. Estas piedras se encuentran en lo profundo del subsuelo o dentro de montañas. Las piedras preciosas generalmente se forman a partir de rocas ígneas que han sido metamorfoseadas por el peso de la tierra presionando sobre ellas con el tiempo. Estas piedras son relativamente raras porque el proceso de formación lleva mucho tiempo y porque pueden ser difíciles de encontrar y acceder.
Las rocas metamórficas también se encuentran a menudo cerca de los sitios de volcanes vivos o extintos. El calor causado por la salida del magma del volcán puede desencadenar reacciones químicas que hacen que las rocas sufran metamorfosis. Estos tipos de rocas metamórficas se encuentran a profundidades mucho más bajas debido a que el calor del magma sirve como un reemplazo para el calor generado por la presión intensa.
Hay dos tipos principales de rocas metamórficas. Las primeras se llaman rocas metamórficas foliadas y tienen una apariencia en capas, como pizarra y filita. Las rocas metamórficas no foliadas incluyen mármol y cuarcita. Marble no tiene el aspecto foliado, en bandas o en capas porque se forma a través del calor intenso, no de la presión.