El amoníaco proviene de la materia orgánica en descomposición y de los excrementos de humanos y animales. Una pequeña cantidad de amoniaco proviene de fertilizantes, sitios de eliminación de desechos y procesos industriales.
Un gas incoloro, picante y corrosivo, el amoníaco se encuentra en la naturaleza y es producido artificialmente por los humanos. Puede almacenarse a alta presión como líquido y es altamente soluble en agua. Se utiliza en la limpieza y en la producción de fertilizantes, plásticos, productos farmacéuticos, caucho y productos petroquímicos. Una pequeña cantidad de amoníaco en el suelo es natural, pero demasiado amoníaco puede dañar la vegetación. Cuando el amoníaco se filtra en el agua, es tóxico para las plantas acuáticas.