El lóbulo de la oreja, también llamado lóbulo, es la parte carnosa inferior del oído externo que cuelga y está diseñado para recolectar ondas de sonido del aire y guiarlas a la membrana timpánica, más comúnmente llamada tímpano. La vibración del tímpano envía ondas de sonido hacia el oído interno, donde estos sonidos son procesados por delicados órganos sensoriales y luego procesados por el cerebro.
El oído externo se llama pabellón auricular o aurícula. El oído externo humano no está diseñado tan eficientemente como los oídos de la mayoría de los otros animales, por lo que los humanos tampoco escuchan. En los seres humanos, la aurícula es bastante rudimentaria, se adhiere plana contra el lado de la cabeza y está conectada por pequeños ligamentos y músculos. Está compuesto principalmente de fibrocartílago, moldeado en surcos y surcos y cubierto por la piel. La forma de la oreja está diseñada para optimizar la audición.
El tímpano es la única parte del oído externo que no contiene cartílago. Está compuesto principalmente de tejidos grasos. El oído externo también tiene algunos músculos elementales. En la mayoría de los casos, estos músculos de la oreja no tienen capacidad para moverse, aunque algunas personas han aprendido a iniciar voluntariamente un movimiento limitado de sus orejas.