La forma moderna de gárgolas se originó en la Edad Medieval, aunque los primeros usos de las gárgolas se remontan a la antigua Grecia y Egipto. La palabra "gárgola" significa garganta, y su original el propósito era transportar el agua de lluvia desde el costado de un edificio para evitar la erosión.
Una leyenda francesa del siglo séptimo cuenta cómo San Romano salvó al país de Rouen de un Goji o Gargouille. La leyenda dice que San Romano sometió a la criatura con un crucifijo. La criatura fue quemada y su cabeza fue montada en la pared de la iglesia para alejar a los espíritus malignos.