Los ataques de alces rara vez son fatales para los humanos, por lo general, una o menos personas mueren cada año a causa de los alces. Muchas personas se lesionan con el alce cada año, especialmente en áreas urbanas, como Anchorage, Alaska que tienen altas poblaciones de alces.
Los alces generalmente prefieren evitar a los humanos, pero a veces atacan si se sienten amenazados. Las vacas con terneros son particularmente peligrosas porque las madres protegen mucho a sus crías. Los alces de toro se vuelven más agresivos durante la temporada de apareamiento, que ocurre en septiembre y octubre. Los ataques de los alces se evitan manteniéndose a una distancia segura de los alces y evitando actuar de manera amenazadora o agresiva hacia ellos.
