El cruce comienza muy temprano en la etapa de profase I de la meiosis. Durante la profase I, pares de cromosomas homólogos intercambian longitudes de su material genético. El cruce lleva a los cromosomas recombinantes y es un factor clave en la recombinación genética. Esto produce genotipos en descendientes que son combinaciones nuevas y diferentes de los alelos parentales. Cruzar, junto con el surtido independiente, es la base de las leyes genéticas de Gregor Mendel.
Las leyes genéticas de Mendel caracterizan los patrones de herencia del material genético desde un organismo hasta su descendencia, explica Biology Online. Durante la primera profase I, los cromosomas comienzan a condensarse y los cromosomas homólogos se emparejan a lo largo de sus longitudes. Los cromosomas homólogos están compuestos por cromátidas hermanas paternas, emparejadas con cromátidas hermanas maternas. Una vez emparejados, la sinapsis se produce cuando los cromosomas homólogos se cierran con cremallera a lo largo de sus longitudes mediante la formación de complejos de proteínas sinaptonémicas. Cada gen en un cromosoma paterno está alineado con precisión con el gen correspondiente en el cromosoma materno correspondiente. Mientras la sinapsis está en marcha, se produce el cruce. En un solo evento de cruce, el ADN de dos cromátidas no hermanas de un par homólogo se divide en puntos correspondientes con precisión, y los dos segmentos de ADN más allá del punto de cruce se intercambian a la cromátida opuesta. Este intercambio de material genético produce cromosomas con nuevas combinaciones de alelos paternos y maternos. Una vez en la metafase II, los cromosomas recombinantes de una célula haploide pueden orientarse de dos maneras alternativas, con respecto a la cromátida hermana no idéntica en la otra célula haploide. Esto aumenta aún más el número de tipos genéticos de células hijas que pueden producirse durante la meiosis.