Los ecosistemas frágiles son entornos locales que son extremadamente sensibles a los cambios en la temperatura, la calidad del aire y el agua y otras condiciones ambientales. Al igual que las plantas y los animales, algunos ecosistemas son más resistentes que otros. Los ecosistemas frágiles se encuentran entre los más frágiles: incluso los pequeños cambios en los patrones de lluvia o las temperaturas estacionales pueden tener impactos dañinos significativos en estos ecosistemas y reducir sus capacidades funcionales.
Los ecosistemas frágiles se encuentran en todo el mundo e incluyen hábitats oceánicos, estuarios, selvas tropicales y llanuras aluviales. Dichos ecosistemas desempeñan importantes funciones contribuyentes al mantenimiento de la estabilidad ambiental en niveles regionales y nacionales más amplios. Se dañan fácilmente con actividades humanas como la agricultura y la tala de bosques, así como desastres naturales como inundaciones, terremotos y huracanes.