Las arqueas no son bacterias, sino microbios procarióticos que ocupan su propio dominio único y están involucrados en prácticamente todos los ciclos químicos del medio ambiente. Se pueden encontrar en algunos de los entornos más extremos de la Tierra y juegan un papel vital en muchos de los ciclos geoquímicos de los que dependen otros organismos. Las arqueas pueden extraer nitrógeno del amoníaco, capturar carbono y generar y oxidar el metano.
La importancia académica de Archaea no puede ser exagerada. El descubrimiento en la década de 1970 de este dominio de la vida amplió enormemente la comprensión de los biólogos sobre el origen de la vida en la tierra. Una teoría es que la vida comenzó en ambientes de alta temperatura, y que la capacidad de vivir por debajo del punto de ebullición del agua se desarrolló bien después de la evolución de los primeros microbios. Esta teoría en particular fue inspirada por los arcaeos extremófilos, los arqueanos que prosperan en condiciones extremas que suelen ser perjudiciales para la vida.
Los arcaeanos también son importantes para los taxónomos. La unidad básica de taxonomía es la especie. Entre las formas de vida eucarióticas, una especie es un grupo con flujo de genes entre sus miembros, pero que no permite el flujo de genes fuera del grupo. Sin embargo, los arcaeanos frecuentemente intercambian genes a través de lo que normalmente serían límites de especies. Como resultado, algunos taxónomos y genetistas están reconsiderando la definición común de especies en los tres dominios de la vida.