Algunos problemas relacionados con la caza de ballenas incluyen la posible extinción de algunas especies, la falta de una forma humana de cazar ballenas en el mar y la caída de la demanda de carne y productos de ballena. En 1986, la Internacional La Comisión de caza de ballenas prohibió la caza comercial de ballenas, pero Japón, Islandia y Noruega continúan la caza de ballenas debido a lagunas legales en la prohibición.
La prohibición se implementó una vez que quedó claro que la caza de ballenas estaba poniendo en riesgo a las poblaciones de ballenas. Como práctica insostenible debido a la larga vida de los animales y la lenta reproducción, la caza de ballenas ha reducido el número de muchas especies a una fracción de sus niveles anteriores.
También es imposible matar a una ballena humanamente en el mar. Las ballenas son blancos en movimiento que son disparados desde barcos que se mueven a lo largo de la superficie del océano, a menudo turbulenta. Además, los métodos utilizados para matar ballenas, como los arpones de granadas, pueden llevar a una muerte lenta y dolorosa para el animal.
Otro problema es que la demanda de productos y carne de las ballenas está disminuyendo. En muchos lugares, la demanda de carne no es lo suficientemente alta como para consumir lo que se caza. Debido a esto, la carne de ballena permanece en grandes reservas congeladas. Los subsidios gubernamentales ayudan a los balleneros a permanecer en el negocio en situaciones donde no hay suficiente demanda para sus productos.