Los mecanismos de defensa psicológicos son formas de autoengaño y autoprotección que se utilizan para evitar o hacer frente a la ansiedad que se produce al enfrentar las debilidades y los errores de uno. Algunas de las formas más comunes de mecanismos de defensa son Negación, represión, regresión, proyección y desplazamiento.
La negación es un intento de proteger la autoestima al negarse a reconocer la realidad de una situación o admitir la verdad sobre el comportamiento de una persona. La represión es olvidar una experiencia o sentimiento negativo. Una persona que vuelve a una etapa de desarrollo más joven está mostrando regresión. Ejemplos de regresión son las rabietas y la excesiva dependencia de otras personas para satisfacer sus necesidades físicas o emocionales.
Una persona que atribuye sus propias faltas y sentimientos percibidos a otros, porque reconocerlos como sus propias causas es la deflación dolorosa del ego, está usando la proyección. El desplazamiento es la desviación de los sentimientos negativos de la fuerza original o causal y su colocación en otra fuente que se percibe como menos amenazadora o dañina. Un ejemplo clásico es tener un mal día en el trabajo y sacárselo a los niños o mascotas al llegar a casa.
Otros mecanismos de defensa psicológica incluyen formación de reacción, intelectualización, racionalización y sublimación, que está transformando impulsos inaceptables en acciones socialmente aceptadas o productivas.