La inmovilidad tiene un efecto generalmente negativo en muchos de los órganos principales del cuerpo, incluidos los sistemas respiratorio, cardiovascular, musculoesquelético y gastrointestinal. De acuerdo con Envejecimiento saludable, las personas mayores, con enfermedades crónicas o de lo contrario, si no gozan de buena salud, son particularmente susceptibles a los efectos de la inmovilidad, pero cualquier persona que permanezca recluida en cama durante un período prolongado puede comenzar a sufrir efectos adversos.
HCPro explica que muchos de los problemas internos asociados con la inmovilidad provienen de la acumulación de sangre en los puntos más bajos del cuerpo en lugar de circular libremente como debería. Esto puede provocar complicaciones como coágulos de sangre y accidentes cerebrovasculares, así como un aumento de la presión sobre el corazón que puede causar un ataque cardíaco o edema. Otro cambio importante en los sistemas del cuerpo causado por la inmovilidad es un cambio en la forma en que el cuerpo procesa los alimentos debido a la falta de gasto de energía. Esto puede llevar a problemas de digestión y una disminución seria del apetito.
Finalmente, el sistema musculoesquelético suele ser uno de los primeros en comenzar a sufrir daños por inmovilidad, según HCPro. Los músculos se reducen en masa y tono, y los músculos y las articulaciones comienzan a sentirse rígidos por el desuso. La inmovilidad prolongada puede hacer que los músculos se atrofien y restrinjan el movimiento de manera importante.