Beber lejía puede causar efectos que van desde leves a graves, dependiendo de la cantidad ingerida. Medline Plus afirma que consumir lejía diluida o hipoclorito de sodio puede provocar una leve irritación estomacal. La ingestión de grandes cantidades puede provocar sensación de náuseas, dolor en la boca y garganta, quemaduras en el esófago, dolor en el pecho, presión arterial baja, ritmo cardíaco lento, delirio, coma, shock, vómitos y dolor de estómago o abdominal.
Si una persona consume cloro, Medline Plus recomienda comunicarse con una línea directa de control de envenenamientos de inmediato. El asistente necesita saber la cantidad que se tragó, la hora en que se tragó y la edad, el peso y la condición de la persona. En general, se aconseja a una persona que ha ingerido lejía que tome leche o agua, a menos que los síntomas hagan que el paciente no pueda tragar. El paciente no debe ser forzado a vomitar a menos que se lo indique el Centro de Toxicología o un profesional de la salud.
El consumo de lejía puede llevar al hospital para el monitoreo y tratamiento de los síntomas. Se puede insertar un tubo a través de la nariz hasta el estómago para vaciar su contenido, y se pueden administrar líquidos por vía intravenosa, indica Medline Plus. Con un tratamiento rápido, los efectos del consumo de cloro pueden minimizarse, lo que lleva a una recuperación completa.