La investigación sobre los beneficios de las saunas infrarrojas continúa a partir de 2015, pero los hallazgos preliminares sugieren un alivio de la presión arterial alta, la artritis reumatoide y otras enfermedades crónicas en las personas que visitan saunas infrarrojas. Las saunas de infrarrojos funcionan al emitir altos niveles de calor dirigidos al cuerpo, en lugar del aire circundante, señala la Clínica Mayo. Las saunas infrarrojas reflejan las reacciones del cuerpo durante el ejercicio moderado y, a su vez, producen cambios positivos relacionados con el ejercicio.
Las saunas de infrarrojos funcionan produciendo calor cálido y concentrado. Esto crea una reacción en el cuerpo similar a la de hacer ejercicio. Al ingresar a las saunas de infrarrojos, las personas experimentan un aumento en la frecuencia cardíaca y la sudoración, según la Clínica Mayo. El menor nivel de calor de las saunas infrarrojas, en comparación con las saunas tradicionales, las hace ideales para las personas que no pueden tolerar niveles más altos de calor.
Las personas pueden usar saunas de infrarrojos para relajarse, al igual que los spas tradicionales. Las saunas infrarrojas pueden incluso ayudar a las personas a perder peso, ya que aumentan la quema de calorías. Estas saunas también pueden aliviar el dolor, ya que el calor calienta músculos y tejidos, lo que a su vez reduce la rigidez y facilita el movimiento, afirma la Clínica Mayo. Esta característica beneficia a las personas con afecciones como la artritis, que reportan más movilidad y menos fatiga después de las sesiones de sauna de infrarrojos. Aunque la investigación continúa sobre los efectos directos para la salud de las saunas infrarrojas, hasta ahora la investigación muestra que no causan daño.
Los estudios han demostrado que las saunas infrarrojas pueden beneficiar a las personas con problemas de salud crónicos, como presión arterial alta, insuficiencia cardíaca congestiva y artritis reumatoide. Sin embargo, se necesita más investigación para verificar estos resultados, a partir de mayo de 2015.
El sudor de una persona contiene toxinas, por lo que la sudoración, ya sea debido al ejercicio, una sauna normal o una sauna de infrarrojos, desintoxica el cuerpo. El sudor de una persona en una sauna de infrarrojos tiende a contener más toxinas que el sudor de una persona en una sauna normal.
El calor infrarrojo alivia el dolor al penetrar en los tejidos y articulaciones del cuerpo. Esto puede mejorar el tiempo de recuperación de una persona. El calor mejora la circulación y disminuye la presión arterial cuando se usa un par de veces por semana.
En una sauna de infrarrojos, un calentador genera radiación infrarroja que es similar a la luz solar. La temperatura en una sauna de infrarrojos suele ser de alrededor de 140 F, mientras que la temperatura en una sauna normal es de alrededor de 176 F. Las temperaturas más bajas facilitan la relajación en una sauna de infrarrojos.
Las saunas de infrarrojos se consideran seguras, ya que no se han informado efectos adversos.