La arena se compone principalmente de sílice finamente granulada y, dependiendo de su ubicación, puede incluir varios fragmentos de roca, coral, concha o lava. Es liviana y se transporta fácilmente por el viento y el agua. Su composición afecta directamente a su color, lo que resulta en colores negro, blanco, rosa y verde.
El viento y el agua son los agentes principales responsables de la creación de arena. Debido a que es fácilmente transferible por la naturaleza, la arena puede encontrarse lejos de su punto de creación. Cuando la arena es sometida a fuertes vientos, puede acumularse en grandes cantidades, dando como resultado dunas de arena. Las dunas de arena se ven en todo el desierto y en muchas playas del mundo.