Los ejemplos de efectos neuroconductuales incluyen depresión, problemas para concentrarse, deficiencias en las habilidades motoras, disminución de la memoria y trastorno de estrés postraumático, explica Nolo. La fatiga, la demencia y los problemas relacionados con el sueño también se incluyen en la categoría de efectos neuroconductuales.
La exposición a ciertos químicos peligrosos, como el tricloroetileno, puede producir efectos neuroconductuales, señala el Centro Nacional de Información Biotecnológica. Otra causa ambiental de los efectos neuroconductuales es la pobreza, según la Asociación Americana de Psicología. Las personas que viven en países en desarrollo exhiben una prevalencia mucho mayor de retraso mental que las personas en países de altos ingresos. Además, la investigación encuentra que los niños que crecen en familias de bajos ingresos tienen más probabilidades de tener hipocampos y amígdala más pequeños, dos partes del cerebro.