Las causas de la cirrosis del hígado incluyen abuso persistente de alcohol, hígado graso, hepatitis B y C, conductos biliares pobremente formados o destruidos, y trastornos hereditarios del metabolismo del azúcar, de acuerdo con la Clínica Mayo. Antes de tratamiento, la causa exacta de la enfermedad debe determinarse para evitar empeorar la condición.
Un hígado lesionado generalmente se repara solo, y esto conduce a la formación de tejido cicatricial durante un largo período de tiempo, lo que causa cirrosis, como explica la Clínica Mayo. El hígado puede dejar de funcionar correctamente si estos tejidos forman una gran masa.
La colangitis esclerosante primaria, que es el endurecimiento y la cicatrización de los conductos biliares, puede causar cirrosis del hígado, según la Clínica Mayo. Las personas infectadas por parásitos, una afección conocida como esquistosomiasis, también pueden desarrollar cirrosis.
Ciertas enfermedades y afecciones hereditarias, como la fibrosis quística, pueden causar cirrosis, según la Clínica Mayo. Otras afecciones que pueden conducir a la cirrosis incluyen el trastorno digestivo genético, la acumulación de cobre en el hígado y la acumulación excesiva de hierro en el cuerpo. La hepatitis autoinmune, que es una enfermedad causada por un sistema inmunitario defectuoso, puede causar cirrosis.
Es probable que la cirrosis tenga más de una causa, como explica la Clínica Mayo. Cuando se desconoce la causa específica de la cirrosis, la afección se conoce como cirrosis criptogénica.