El principal objetivo político de Benito Mussolini era crear una dictadura en la que tuviera el poder absoluto. Intentó mejorar la economía relativamente débil de Italia además de tener diseños para crear un nuevo imperio romano.
Mussolini fue clave en el establecimiento del fascismo como una ideología política y apuntó a un estado nacionalista y autoritario en el que tuviera el poder absoluto. Después de que el Partido Nacional Fascista adquirió prominencia y Mussolini asumió el cargo de primer ministro en 1922, logró esto al aprobar una serie de leyes que modifican la constitución del país, aboliendo las elecciones parlamentarias e impidiendo que se le quite el poder, excepto por decreto del rey.
La economía de Italia era débil en relación con gran parte de Europa en ese momento, por lo que Mussolini se concentró en mejorarla mediante una serie de programas gubernamentales. La batalla por la tierra fue un esfuerzo para reutilizar las zonas pantanosas para la agricultura y las carreteras. La batalla por el grano enfatizó el cultivo de granos a expensas de otros tipos de cultivos para mejorar el comercio. La Batalla de la Lira fue un esfuerzo por restaurar el poder de compra de la moneda de la nación, principalmente a través de la inflación. Estos esfuerzos tuvieron resultados muy diversos y tendieron a beneficiar de manera desproporcionada a los ricos del país.