La lucha por África fue la invasión y anexión del territorio africano por las potencias coloniales europeas entre 1880 y el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914. Antes de este período, los esfuerzos de colonización europeos en África eran principalmente confinado a las zonas costeras y rutas comerciales.
En la década de 1880, los avances en tecnología, como las máquinas de vapor, los ferrocarriles, los sistemas de telégrafos y los medicamentos para combatir las enfermedades tropicales, hicieron posible una colonización más completa de África. La disminución de las ganancias en las colonias establecidas empujó a las potencias coloniales arraigadas a encontrar nuevos lugares para invertir, y África ofreció oportunidades atractivas. El continente también tenía una gran cantidad de materias primas, como café, caucho y aceite de palma, que eran muy rentables. Además, los estados europeos más nuevos, como Alemania e Italia, querían colonias propias, porque se habían perdido la primera ola de colonización de América del Norte y del Sur. Finalmente, una mayor colonización de África daría a las potencias europeas beneficios estratégicos, permitiéndoles construir y expandir sus bases de poder.
La colonización comenzó al azar a principios de la década de 1880, pero en 1884, las potencias europeas convocaron la Conferencia de Berlín, donde esencialmente dividieron el continente en colonias. Mantuvieron abiertos los ríos Níger y Congo para todos, al tiempo que establecían las reglas para colonizar nuevos territorios. A pesar de que fueron excluidos de este proceso, los africanos no siempre accedieron a los esfuerzos de colonización europeos, y en ocasiones lucharon en acciones como la Guerra Mahdista y las Guerras Herero.