Durante la Primera Guerra Mundial, el gas venenoso se usaba como un tipo de guerra química para atacar a grandes ejércitos. El gas se entregaba utilizando el viento para transportar el gas venenoso a la línea frontal del enemigo o colocando el gas en artillería y bombas aéreas y disparándolos a las líneas del frente del enemigo.
Los alemanes utilizaron por primera vez con éxito un gas venenoso letal durante la Primera Guerra Mundial en 1915, cuando los soldados alemanes lanzaron proyectiles de municiones llenos de bromuro de xililo a las tropas rusas en Bolimov. Debido a las bajas temperaturas, la mayor parte del gas se congeló antes de golpear a las tropas rusas. A pesar de esto, los rusos reportaron la pérdida de más de 1,000 hombres como resultado de esta nueva arma. Los alemanes también intentaron usar gas lacrimógeno en soldados franceses casi un año antes, pero el intento no tuvo éxito.
A pesar de que los alemanes fueron los primeros en usar gas letal durante la Primera Guerra Mundial, fue el ejército francés el que inició la guerra química. El primer relato sobre la guerra química ocurrió en 1912, casi tres años antes del primer intento exitoso de los alemanes, cuando los franceses utilizaron gas lacrimógeno en el campo de batalla. Sin embargo, este gas lacrimógeno era más irritante que mortal. Después de presenciar este tipo de guerra, los alemanes comenzaron el desarrollo de sus propias armas químicas.