El propósito del Tratado de Versalles, aparte de establecer pautas para la paz continua, era imponer a Alemania obligaciones estrictas de los tratados con la esperanza de evitar nuevas guerras y hacer que el país pague reparaciones por los daños causados durante la guerra. Uno de los puntos clave del tratado fue la Cláusula de culpabilidad de la guerra, que hizo que Alemania aceptara que era el único responsable de iniciar la Primera Guerra Mundial.
Alemania se vio obligada a renunciar a gran parte del territorio que había ganado en los años de la guerra. La tierra fue concedida de nuevo a Francia, Bélgica, Checoslovaquia y Polonia. El ejército del país estaba limitado a un máximo de 100,000 hombres y la marina no podía tener ningún barco de más de 100,000 toneladas.