Los lácteos facilitan el transporte de grasas digeridas desde las vellosidades del intestino delgado, según el Departamento de Biodiversidad y Biología de la Conservación de la Universidad del Cabo Occidental. Cada una de las vellosidades está vinculada a un vaso linfático. Llamado un lacteal. Los lácteos forman un componente del sistema linfático, que está diseñado para absorber y transportar material que es demasiado grande para ingresar directamente al sistema sanguíneo.
Según el tracto gastrointestinal humano, los ácidos grasos y los monoglicéridos se transforman en grasas a medida que penetran en las células de las vellosidades. La síntesis produce pequeñas gotitas de grasas que se eliminan de las vellosidades a través de la exocitosis hacia los lácteos. Los lácteos son un poco más grandes que los capilares de sangre de diámetro y están cerrados en un extremo, como lo describe el Departamento de Biodiversidad y Biología de la Conservación de la Universidad del Cabo Occidental.
Como lo explica el Centro Nacional de Información Biotecnológica, los lácteos representan el transporte de casi todas las grasas dietéticas que se transportan en forma de quilomicrones desde el intestino al sistema sanguíneo a través del sistema linfático. Ese papel del sistema linfático hace posible que las grasas posprandiales estén presentes para el almacenamiento y la conversión en energía en todo el cuerpo antes de que los lípidos entren al hígado. Sin embargo, el mecanismo detrás de la regulación de la captación de lípidos en los lácteos no se entiende claramente.