Los alimentos orgánicos se cultivan utilizando métodos de cultivo tradicionales que promueven la salud ambiental y sin fertilizantes químicos, pesticidas y procesos industriales, y los organismos modificados genéticamente son plantas o animales que se han modificado utilizando técnicas de ingeniería genética para alterar directamente el ADN del organismo. Si bien los OGM se pueden cultivar utilizando técnicas orgánicas, la modificación genética generalmente hace que las plantas no sean elegibles para la etiqueta orgánica.
Si bien los términos orgánicos y OGM son términos muy debatidos en las industrias de alimentos y salud, la definición real de cualquiera depende del país que está aplicando la clasificación. Las etiquetas orgánicas generalmente requieren algún tipo de certificación de que el producto en cuestión no utiliza ningún aditivo sintético de ningún tipo, pero las condiciones reales de la producción pueden variar ampliamente entre los productores. Sin embargo, como regla general, los productos orgánicos no pueden contener ningún tipo de organismos modificados genéticamente.
Los organismos modificados genéticamente son un foco de controversia debido a la renovación antinatural de los genes de plantas y animales. Los defensores de la tecnología apuntan a cultivos como el arroz dorado, que se modificó para proporcionar nutrientes vitales a las poblaciones hambrientas. Los opositores señalan el potencial de reacciones alérgicas entre especies así como los efectos económicos de poder patentar organismos vivos, lo que obliga a los agricultores a pagar derechos de licencia para cultivar.