El temperamento se refiere a un conjunto de rasgos innatos o innatos que organizan el enfoque de un niño hacia el mundo, mientras que la personalidad es lo que surge dentro del individuo. La personalidad se adquiere al temperamento. El temperamento se puede ver como el lienzo de un artista, mientras que la personalidad se puede ver como la pintura en el lienzo.
Los psicólogos concluyen que las personas pueden clasificarse en cuatro tipos básicos de temperamento: sanguíneo, colérico, melancólico y flemático. Dos de los tipos básicos de temperamento son más introvertidos o dirigidos hacia adentro y los otros dos son extrovertidos o salientes. La personalidad, que permanece constante a lo largo de la vida de una persona, consta de ciertos patrones característicos como los pensamientos, los sentimientos y el comportamiento.
Como ocurre naturalmente, el temperamento no se puede enseñar ni aprender, pero a pesar de este hecho, se puede nutrir a medida que uno crece. Los padres tienen un papel importante en la crianza del temperamento de sus hijos desde la infancia. La personalidad también se desarrolla durante un largo período de tiempo y se ve afectada por factores como la socialización, la educación y las diferentes presiones en la vida.
La comprensión del temperamento capacita a las personas para manejar con éxito las relaciones interpersonales. Estudiar el propio temperamento ayuda a establecer las debilidades y fortalezas personales. El estudio de los temperamentos de otras personas les permite a las personas adaptar sus habilidades de comunicación a otras personas.