Las decisiones morales se basan en el sentido de ética de un individuo, que puede definirse utilizando enfoques como el enfoque utilitario, el enfoque de los derechos, el enfoque de la justicia o el enfoque de la virtud. Debido a las diferentes formas la ética está definida por diferentes personas, algunas decisiones probablemente serán consideradas morales por algunos e inmorales por otros.
En el enfoque utilitario, una decisión moral es la que causa el mayor beneficio para la mayoría de las personas, mientras que perjudica a la menor cantidad de personas. El enfoque de derechos define la moralidad en términos de los derechos que poseen los seres humanos, como los derechos a la privacidad, la seguridad y la verdad, así como el derecho a no ser utilizado por otras personas. Bajo este sistema más rígido, una decisión moral es aquella que no viola los derechos personales de ningún individuo.
El enfoque de la justicia también se conoce como el enfoque de imparcialidad. Una decisión moral en el enfoque de justicia es aquella que trata a todas las partes involucradas por igual, sin signos de discriminación o favoritismo.
El enfoque de la virtud supone que las personas se esfuerzan constantemente por alcanzar metas e ideales futuros con respecto a quiénes quieren ser. En el enfoque de la virtud, una decisión moral es una que es coherente con quién es el individuo, con quién quiere llegar a ser y si esta decisión lo mueve hacia esas virtudes o las aleja de ellas.