El proceso que utiliza electrones de alta energía para convertir ADP en ATP se conoce como fosforilación oxidativa. El ATP, o trifosfato de adenosina, es la molécula que proporciona la energía que necesitan las células para funcionar.
El ATP se crea a través del ciclo de Krebs y la glucólisis, los cuales combinan glucosa y oxígeno para formar ATP y dióxido de carbono. Este proceso también crea NADH y FADH2, los cuales almacenan grandes cantidades de glucosa en electrones de alta energía. Estos electrones se almacenan en pares, que abandonan su energía a medida que pasan a las moléculas de oxígeno a través del sistema de transporte de electrones durante la fosforilación oxidativa. La energía emitida por estos electrones se utiliza para convertir ATP de nuevo a ADP.