La fricción funciona para ralentizar el impulso de un objeto en movimiento. Actúa como una fuerza de impedimento, ya sea para reducir la velocidad o para hacer que el objeto deje de moverse.
Hay muchos ejemplos de fricción que proporcionan una explicación práctica que es fácil de entender. Por ejemplo, los frenos aplicados en un vehículo en movimiento causarán fricción entre los neumáticos y la carretera, reduciendo la velocidad e incluso deteniendo el vehículo. La fuerza de fricción es suficiente en este caso para que los surcos de los neumáticos se vean impactados por la fuerza aplicada para que se atrapen en la carretera. La fricción se aplica a las ruedas en la dirección opuesta a la que se está moviendo.