El clima de la antigua China varió desde veranos calurosos y húmedos en algunos lugares hasta frío extremo y temperaturas de congelación en las tierras altas. El terreno y las diversas características topográficas del país contribuyeron a las condiciones climáticas dispares experimentado por el pueblo chino.
En áreas de mayor altitud, como la meseta tibetana, las temperaturas severas pueden alcanzar los -40 grados Fahrenheit, aunque en el verano se pueden sentir días de ampollas. Las regiones centrales eran predominantemente desiertos con clima árido e inviernos fríos. El clima en las partes del sur de la antigua China era similar a los trópicos, con fuertes precipitaciones que a veces acompañaban a los tifones. La China moderna generalmente experimenta el mismo clima que el país hace mucho tiempo ya que el paisaje de China básicamente ha permanecido igual.