Las ondas viajan al transferir energía de partícula a partícula a través de un medio como el aire o el agua. En algunos casos, esta transferencia de energía crea un movimiento perpendicular a la dirección del viaje, creando ondas transversales. Otras ondas viajan al comprimir el medio y crear un movimiento paralelo a la dirección del movimiento, como las ondas longitudinales que transmiten el sonido a través del aire.
Las ondas que viajan a través del océano pueden parecer ondas transversales, que suben y bajan a medida que avanzan hacia la costa. En realidad, sin embargo, la energía que genera estas ondas viaja como ondas longitudinales debajo del océano. Este movimiento horizontal establece un movimiento circular en las moléculas de agua en la superficie, creando el movimiento de balanceo distinto de las ondas superficiales. Estas ondas solo se producen en la superficie del océano y disminuyen en intensidad con la profundidad.
Las ondas de sonido se producen cuando una vibración crea ondas longitudinales en el aire. Esto comprime el aire en ondas, creando bolsas de presión de aire alta y baja que viajan desde la fuente del sonido. Cuando llegan al oído del oyente, las variaciones en la presión del aire transmiten la vibración al tímpano, y el cerebro puede interpretar esas vibraciones y convertirlas en un sonido audible.