Los iroqueses de los bosques del este de América del Norte hicieron un uso hábil de los recursos naturales locales con fines de alimentación, refugio, ropa y herramientas. Normalmente construyeron sus asentamientos alrededor de arroyos y otras fuentes de agua.
Para la comida durante los largos meses de invierno, los iroqueses recolectaron nueces, bayas y vegetales de raíz de su entorno arbolado. También cosecharon jarabe de arce, obtuvieron plantas medicinales y cazaron o pescaron carne.
Los materiales de construcción para viviendas iroqueses, incluyendo madera, corteza de olmo y cuerdas de fibra de árbol, también se obtuvieron del bosque.
La ropa usualmente utiliza la piel de los animales del bosque, como los ciervos, cosidos con agujas de hueso.
Se usaron huesos de animales para hacer una variedad de otras herramientas y armas, junto con madera, piedra y arcilla.