Hay algunas fechas y eventos diferentes que representan el final de la Revolución Francesa. El más común es la aprobación de una nueva constitución en 1795.
Muchos eventos históricos no tienen finales claros, y la Revolución Francesa es un buen ejemplo. La nueva constitución y el gobierno estaban llenos de problemas, como la estabilidad financiera, la corrupción y la ineficiencia. Debido a esto, hay algunas otras fechas clave y razones para el fin de la Revolución Francesa. En 1799, una protesta y un golpe militar pusieron a Napoleón Bonaparte, Jean Jacques Régis de Cambacérès y Charles-François Lebrun a cargo de cónsules, en reemplazo del sistema gubernamental anterior.
Napoleón fue nombrado cónsul de por vida en 1802, y en 1804 fue nombrado emperador. Durante su tiempo, inició reformas que mejoraron enormemente la forma en que funcionaba el gobierno. Su inducción oficial como cónsul se cita a menudo como una de las principales razones por las que terminó la Revolución Francesa, ya que marca el inicio de la era napoleónica de la historia francesa. Debido al gran papel de Napoleón en poner fin a la Revolución Francesa, algunos historiadores incluyen las guerras que peleó en la línea del tiempo de la Revolución. Sin embargo, al final del gobierno de Napoleón, el país era nuevamente una monarquía, devolviendo al gobierno a la misma forma que tenía antes de la Revolución.