Una lengua normal y saludable es rosada, húmeda y salpicada de papilas gustativas. Las lenguas sanas también tienen una capa ligera. Cualquier disuasión de estos síntomas normales puede indicar que algo está médicamente mal.
Las lenguas pueden adquirir una variedad de tonos, texturas y niveles de humedad en función de su estado de salud. Dado que las lenguas son tejidos vivos, pueden contraer infecciones bacterianas, fúngicas o virales. Estas infecciones pueden hacer que la lengua adquiera un color oscuro, tenga una capa blanca o sea muy dolorosa. Otras afecciones que pueden afectar la apariencia de la lengua de una persona incluyen enfermedad de la tiroides, cáncer oral o deficiencias nutricionales.