Para identificar una roca, es necesario tener en cuenta su brillo, color, dureza, escote y densidad. La ubicación geográfica de la roca también debe usarse para ayudar a identificarla.
Las rocas se clasifican típicamente como ígneas, sedimentarias o metamórficas. Las rocas ígneas pueden ser ígneas-volcánicas o ígneas-plutónicas. Es necesario examinar la apariencia general y la dureza de la roca para determinar a qué grupo pertenece la roca. Por ejemplo, las rocas ígneas y volcánicas son típicamente menos densas que otras rocas como resultado de los muchos agujeros de aire presentes en la roca. Las rocas sedimentarias a menudo parecen tener muchas partículas, mientras que las rocas plutónicas ígneas son una masa sólida de textura suave.
La dureza de la roca también proporciona información sobre su clasificación. La piedra caliza, por ejemplo, es una roca suave que se raya fácilmente, mientras que el granito es una roca muy dura que no se raya ni se rompe fácilmente. El brillo de la roca está determinado por sus componentes metálicos. Por ejemplo, algunas rocas ígneas y volcánicas son más brillantes que las rocas sedimentarias.
El escote de una roca se refiere a sus irregularidades en la forma. Por ejemplo, el feldespato puede tener grietas de apariencia cúbica. El color de la roca generalmente se considera después de otras características, ya que el color no es tan efectivo para identificar tipos de rocas como otras características, como la dureza. La abundancia de tipos particulares de rocas y minerales disponibles en la región geográfica ayuda a determinar el tipo específico de roca que se identifica.