Esencialmente, la suspensión electromagnética opera a través de la atracción magnética. Los trenes bala están equipados con electroimanes a lo largo de sus trenes de aterrizaje. La pista, por su parte, está equipada con bobinas. Una corriente eléctrica suministrada a los electroimanes y monitoreada por computadoras cambia constantemente la polaridad de las bobinas, lo que permite que el sistema de campos magnéticos empuje y tire del tren a lo largo de la vía.
La suspensión electrodinámica opera con imanes de repulsión. A través de este método, la fuerza de levitación magnética mantiene el tren en una posición estable al equilibrar su peso. Este método funciona con bobinas electromagnéticas en la vía e imanes superconductores súper enfriados en los vagones del tren. Cuando los trenes se acercan a las bobinas, se genera una corriente. Esta corriente permite que el tren levite aproximadamente 1 pulgada por encima de la vía y se centre.
Los trenes bala son capaces de velocidades de 300 millas por hora o más. Cada tren lleva una fuente de alimentación de batería que los operadores pueden activar en caso de un apagón para evitar una parada repentina en la levitación que provoque un choque.
Se les dice a las personas con marcapasos que eviten viajar en trenes bala ya que los campos magnéticos pueden interferir con los dispositivos médicos.
