Al aplicar presión en el sitio de la extracción y ejercer el cuidado básico de la herida, la mayoría de las personas pueden detener el sangrado por completo en aproximadamente 24 horas después de la extracción de un diente. WebMD recomienda medidas adicionales para controlar el sangrado. Reducir el riesgo de infección y acelerar el proceso de recuperación. Si los síntomas persisten por más de 24 horas, es recomendable informarlos a un médico o al cirujano oral que realizó el procedimiento.
Dependiendo de la severidad del sangrado, el proceso de extracción podría involucrar suturar el área para prevenir una mayor pérdida de sangre. Una vez finalizada la extracción, el cirujano bucal generalmente rellena el área con una gasa y aconseja al paciente que muerda para aplicar presión y fomentar la coagulación. WebMD recomienda que los pacientes eviten estar acostados durante el período inmediatamente posterior al procedimiento, ya que esto aumenta la presión arterial en la cabeza y puede contribuir a la fuga e incluso a la pérdida del coágulo.
Otras medidas a seguir, según WebMD, incluyen evitar el estrés o la actividad física que podría elevar la presión arterial del paciente, comer alimentos blandos y evitar la succión, ya que podría estar involucrado en fumar o beber con una pajita. Esta succión puede liberar fácilmente el coágulo recién formado y causar complicaciones.