El hígado ayuda a mantener la homeostasis fisiológica al regular el azúcar en la sangre y al convertir los desechos nitrogenados en una forma que puede ser excretada de manera segura, explica Wikipedia. El hígado almacena el exceso de azúcar en la sangre y lo libera de nuevo en el torrente sanguíneo cuando los niveles caen.
El hígado llena sus reservas de energía durante la ingesta de alimentos ricos en energía, como los carbohidratos, explica Robert S. Sherwin, de la Asociación Americana de Diabetes. Las reservas de energía se encuentran en forma de glucógeno y triglicéridos, señala Van Den Berghe G. en un informe titulado "El papel del hígado en la homeostasis metabólica: implicaciones para los errores innatos del metabolismo", publicado en PubMed. Los triglicéridos se almacenan en el tejido adiposo del cuerpo.
Durante el ayuno, como el período entre las cenas y el desayuno, el hígado descompone el glucógeno y los aminoácidos gluconeogénicos procedentes del tejido muscular en glucosa que luego se libera en el torrente sanguíneo. El ayuno también hace que el hígado fabrique cuerpos cetónicos. Estas actúan como fuentes de energía cuando la glucosa no está disponible, explica Wikipedia. Los cuerpos cetónicos se producen a partir de ácidos grasos y aminoácidos cetogénicos, señala Berghe G. Estos procesos están regulados por la glucosa, el glucagón y la insulina y ayudan a mantener constantes los niveles de azúcar en la sangre.
El hígado también desempeña un papel crítico en la excreción de desechos nitrogenados del cuerpo humano, explica Elmhurst College. El hígado metaboliza el amoníaco, un químico extremadamente tóxico derivado de la descomposición de las proteínas, en un producto nitrogenado llamado urea. Luego, los riñones filtran la urea del flujo sanguíneo.