Los niños de hasta ocho años de edad son los más impresionables según la autora Maureen Healy. Hasta este punto, no pueden distinguir lo que se ve en la televisión o los videojuegos de la realidad. A menudo imitan lo que ven, creyendo que los monstruos son reales y que las personas pueden tener superpoderes.
Para asegurarse de que los niños tengan experiencias positivas y aprendan la diferencia entre un juego o programa y lo que sucede en la vida real, los padres deben prestar atención a lo que ven los niños. Pueden limitar lo que los niños miran o juegan, así como la cantidad a la que tienen acceso. Los padres también pueden hablar con sus hijos sobre lo que ven para ayudarles a aprender la diferencia entre lo que es real y lo que es simular. También ayuda si los padres los involucran en juegos más activos, como juegos de mesa, rompecabezas, leer y jugar al aire libre.