Para evaluar los niveles de linfocitos en la sangre, un médico generalmente realiza un hemograma completo, un examen de células sanguíneas y citometría de flujo. Otros exámenes de sangre pueden considerarse necesarios después de los resultados de estos exámenes son conocidos, según la American Cancer Society.
El hemograma completo determina la cantidad de glóbulos blancos y rojos y plaquetas que hay en el cuerpo, dice la Sociedad Americana del Cáncer. Esto le permite al médico conocer el nivel de linfocitos presentes en la sangre. En un examen de células sanguíneas, un médico determina si el paciente tiene linfocitos que no se ven normales al observar un frotis de sangre bajo un microscopio. La prueba de citometría de flujo muestra la composición de las células de linfocitos en la sangre.
