Cuando los riñones dejan de funcionar, una persona sufre de una condición llamada uremia, según lo declarado por el Hospital de la Universidad de Temple. Si la condición no puede revertirse, puede denominarse renal en etapa terminal enfermedad.
Una persona que sufre de uremia corre el riesgo de tener un exceso de agua en el cuerpo. Las manos y los pies pueden hincharse. Una persona también puede experimentar excesiva debilidad y cansancio, ya que el cuerpo carece de sangre limpia. Si la condición se deja sin tratamiento, la persona puede entrar en coma, lo que puede llevar a la muerte. Un procedimiento llamado diálisis puede ser necesario para limpiar la sangre. También se puede requerir un trasplante de riñón.