Cuando se altera una colmena de abejas africanas, toda la colonia de abejas puede atacar al intruso, y pueden perseguir hasta 500 metros de distancia de la colmena antes de regresar. Este comportamiento está en contraste directo con el comportamiento de las abejas europeas, que generalmente envían menos del 10 por ciento de la colmena y se interrumpen rápidamente una vez que la amenaza abandona el área.
Si bien los informes de los medios de comunicación a menudo hacen que parezca que los ataques de abejas asesinas no son provocados, la gran mayoría de ellos se producen debido a una amenaza percibida para la colmena o el territorio de la colonia. Las abejas africanizadas son mucho más defensivas que otros tipos de abejas, reaccionando agresivamente incluso a la provocación más leve. El gran número de abejas involucradas en el ataque representa el mayor peligro, ya que las picaduras repetidas pueden inyectar suficiente veneno para herir gravemente o matar a personas y otros animales. Los ataques de abejas asesinas matan a un promedio de una o dos personas cada año.
Mientras que las abejas africanizadas han podido suplantar a sus primos europeos en el suroeste de los Estados Unidos, algunos apicultores han descubierto colonias de abejas asesinas que carecen de su naturaleza agresiva habitual. El manejo cuidadoso y la reproducción pueden reducir la amenaza de estas abejas agresivas, convirtiéndolas en una especie más útil para los humanos.