En la Convención de 1818, la frontera occidental de los Estados Unidos y Canadá se estableció en el paralelo número 49. La convención puso fin a las disputas en curso sobre las fronteras entre los dos países y fue un paso importante en La reconciliación de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Además de establecer una frontera occidental para los Estados Unidos y Canadá, la Convención de 1818 también restauró los derechos de los pescadores en ciertas aguas para las cuales el control estaba en disputa entre los Estados Unidos y Gran Bretaña, que gobernaba Canadá en ese momento. Los Estados Unidos y Gran Bretaña decidieron compartir el control del territorio de Oregón, que también había estado en disputa, durante 10 años a partir de la fecha de la convención. La tierra, los ciudadanos y los esclavos que habían sido capturados durante la Guerra de 1812 fueron restaurados a sus respectivas naciones. Si bien el asentamiento y la restauración de las tierras en disputa contribuyeron en gran medida a aliviar las tensiones actuales entre los Estados Unidos y Gran Bretaña y facilitaron las relaciones pacíficas entre las dos naciones, también sentaron las bases para las relaciones de buena voluntad entre los Estados Unidos y Canadá. Hasta la fecha, la frontera con Estados Unidos y Canadá es la frontera sin vigilancia más larga del mundo con 3,987 millas de longitud.