La piel libera toxinas de la sangre a través de las glándulas sudoríparas y los poros; estas glándulas tubulares, altamente vasculares y en espiral, eliminan los productos de desecho de la sangre y los descargan del cuerpo en forma de sudor. El sudor es un líquido ácido transparente que contiene cloruro de sodio, agua y algo de urea.
Las glándulas ecrinas son las glándulas sudoríparas más importantes del cuerpo humano; ocurren en la mayor parte del cuerpo y se abren directamente sobre la superficie de la piel. Las glándulas apocrinas se encuentran en áreas seleccionadas del cuerpo, donde hay una gran cantidad de folículos pilosos, como las axilas o axilas, y algunas áreas de los genitales externos. Además de la excreción, la piel también desempeña un papel importante en la regulación de la temperatura del cuerpo humano.
Cuando el cuerpo se calienta demasiado, las glándulas ecrinas secretan sudor sobre la superficie de la piel. Cuando el sudor se evapora, libera energía térmica de la piel causando un efecto de enfriamiento. La piel también es responsable de proteger el cuerpo contra contaminantes dañinos, radiación y toxinas. Contiene millones de terminaciones nerviosas que transmiten estímulos que permiten la detección de sensaciones como presión, dolor, frío y calor. La piel es el órgano humano más grande y, a pesar de que desempeña un pequeño papel en la excreción, es vital para la supervivencia humana.