Muchos países en la historia han generado imperios que han llegado a definir sus respectivas épocas, pero las tres naciones contemporáneas de las que más se habla en términos de intenciones imperialistas son Rusia, Estados Unidos y China. Cada una de estas naciones ha hecho avances, tanto en el pasado como en el presente, hacia la colonización de territorios de ultramar para su propio beneficio.
El presidente ruso Vladimir Putin, por ejemplo, tomó el control de Crimea después de invadir Ucrania en 2014 como un medio para aumentar el tamaño y la fuerza territorial de Rusia. En este sentido, Rusia está demostrando una vez más la intención imperialista, que es esencialmente la designación de otros países como enemigos para ser conquistados.
Los Estados Unidos han sido criticados con frecuencia por su invasión de Afganistán como un claro intento de aumentar la fuerza global y el dominio del Imperio estadounidense. Los planes para tal imperio se elaboraron en la década de 1940, y Israel se convirtió en una colonia estratégica en el Medio Oriente algún tiempo después.
Finalmente, China ha realizado grandes inversiones en operaciones mineras africanas, lo que ha preocupado a otros agentes imperiales, como Estados Unidos y la Unión Europea. Al proporcionar su propio trabajo, habilidades y tecnología, se dice que China se ha hecho cargo de la propiedad de los recursos naturales de África.